
El Hades.
En la mitología griega, Hades, el invisible, es el dios de los muertos, asimilado a Plutón, el rico -dueño de los tesoros del interior de la Tierra-, que pasaría al mundo romano como Orcus o Dis Pater, incorporando al equivalente etrusco, Aita. Por extensión también se llamaba así al reino de los muertos. El término pasó al mundo cristiano y es citado en diversos lugares del Nuevo Testamento. No queda claro si el término se refiere al infierno o simplemente a la muerte, de la que Lázaro es rescatado. Según la Eneida, el extenso poema de Virgilio, la entrada se encuentra cerca del antro donde la Sibila de Cumas adivina el futuro; "Descendiente de la sangre de los Dioses, Troyano, hijo de Anquises, fácil es la bajada al averno; día y noche está abierta la puerta del negro Dite; pero retroceder y restituirse a las auras de la tierra, esto es arduo o difícil..."
Como vemos, la puerta es un cráter apagado que está entre Miseno y Dicearquia cercano a Cumas, en Campania, llamado averno. El griego Diodoro Sículo dice que allí hay un lago llamado también Aornos -sin pájaros-. En el año 37 a.C. Agripa abrió una conexión entre él y otro lago, el Lucrino, y excavó un túnel hasta la cueva de la Sibila. Este reino de los muertos se divide en un lugar equivalente al cielo cristiano, llamado los Campos Elíseos, y otro al infierno, el Tártaro. Las almas de los muertos debían ir allí navegando por el río Aqueronte -en la barca de Caronte- para ser previamente juzgadas.
Además este río de la pena, había en el Hades o Erebo otros cuatro. Cocito, el de los lamentos; Lete, el del olvido, donde las almas borraban sus recuerdos; Flegetonte, el del fuego; y el Estigia, del odio, frontera entre la vida y el inframundo, presidido este por Hades y su esposa Persefone.
La terna de jueces de las almas estaba formada por Minos, quien juzgaba a los griegos, Eaco, a los europeos, y Radamantis a los asiáticos, consagrados los tres a la diosa Hécate. La virtud, la bondad, y el heroísmo eran premiados, y la maldad e impiedad conducían al Tártaro. Una serie de Daimones ayudaban a estas tareas.
Al igual que Hades, Tártaro es una deidad, y para algunos "algo" infinito del que proceden la luz y el cosmos. En la díada, Zeus le sitúa "tan abajo del Hades como el cielo está de alto sobre la tierra). Un lugar oscuro rodeado de tres capas nocturnas que rodean una cárcel con muros de bronce..., un pozo frío y húmedo en las tinieblas. Junto al Caos, Gea -la Tierra- y Eros, surjen para conformar el universo.
Según la mitología, varios vivos se aventuraron allí y volvieron, Odiseo, Eneas, guíado por la terrible Sibila, Orfeo, Psique y Teseo. Los castigos que se sufren en este lugar son enormemente gráficos. Sísifo, asesino y ladrón, tenía que subir eternamente una roca que luego caía, Isión, que asesinó a su suegro con llamas, fué condenado a girar en una rueda ardiente. Tántalo, que traicionó a los Dioses revelando sus secretos, fué introducido en un recipiente de agua fría que desaparecía cada vez que intentaba veber.
El Rub al´Khali
Este es uno de los lugares más inhóspitos del mundo, su nombre significa el "lugar vacío". Un desierto de arena inmenso que separa Arabia Saudita de los Emiratos Árabes Unidos, por el Este; de Omán, al Sudeste; y de Yemen, al Sur. Tiene unos 650.000 kilómetros cuadrados, y está totalmente deshabitado.
Hoy sabemos que en su seno guarda inmensas bolas de petróleo, por tanto actualmente es un lugar muy rico. Tanto como temido, fue en el pasado cuando ni los beduinos querían pasar por él. Sólo se cruzaban por los bordes las caravanas que llevaban olíbano -francoincienso-, descansando en una ciudad hoy perdida llamada Ubar. Las poblaciones más cercanas están en la región de Narjan, y se dedican a atender las explotaciones petrolíferas.
Un lugar donde la temperatura diurna pasa de los 55 grados, con dunas de más de 300 metros, tenía difícil exploración. Empezó a ser visitado por occidentales en 1931, cuando llegó Bertram Thomas, seguido el año siguiente por John Philpy, Wilfred Theiseger lo cruzó y topografió en parte hacia 1950.
Sus habitantes no humanos son ciertas plantas resistentes en condiciones extremas, ratones, insectos y arañas, pero también algunos otros que forman parte de un mundo legendario.
Y es que este lugar inspiró al escritor fantástico Howard Phillips Lovecraft para crear la biografía fictícia de un árabe loco, Abdul Alhazred, supuesto autor del Necronomicón, un libro maldito lleno de conjuros capaces de despertar y volver al mundo a las fuerzas del submundo que llamó Primitivos. Según su particular mitología éstos acechan desde una zona adimensional del tiempo, amenazando siempre con volver cuando alguien que conozca su secreto realice las invocaciones que contiene.
Alhazred habría escrito el libro tras vivir en solitario durante diez años en este lugar, rodeado de temibles monstruos que le habrían atormentado hasta volverle completamente loco. Por eso a su vuelta afirmaba que allí se encontraban confinados por Dios todos los diablos, conocidos en la cultura árabe como djins -genios- o efrits -tal y como se les denomina en las Mil y Una Noches.
El terrible final que le da Lovecraft, es el de ser devorado por un monstruo invisible que le arrebató en pleno día en las calles de Damasco ante la mirada atónita de cuantos estaban presentes.
Desde luego, un lugar como éste puede inspirar una cosa así, puesto que de todos los sitios terroríficos del mundo, ocupa por derecho propio la cabeza del palmarés de las bocas por las que se "accede" al infierno.
El infierno islámico.
Son siete los nombres de las puertas del infierno musulmán, relacionadas con formas de pecar: An-nar -fuego-, Jahannam -infierno-, Al-jahim- fuego abrasador-, Sai´ir -llama abrasadora-, Saqar -fuego del infierno-, Lasa -fuego crepitante- y Hutama -tormento demoledor-.
Como vemos el lugar en sí mismo sería el Jahannam, sobre el que existen dos opiniones. Para los mu´tazilites, quien muere sin arrepentirse, aunque no sea infiel, sufrirá como aquellos, sin posibilidad de redención. Pero para los ashárites, la forma de salvación es la fe de corazón. En esas condiciones la misericordia divina aceptará que Mahoma interceda por ellos, no siendo castigados.
Según la moral del islam, el arrepentimiento ha de ser universal y repetrise para cada falta, no por miedo, sino por la "ofensa a Dios", y debe suponer la firme intención de no volver a hacerlo, reparar los daños causados y peregrinar a la Meca, viaje que borrará los pecados.
En cuanto a dónde se encuentra su infierno, hay distintas escuelas. Unos lo sitúan en el interior de la Tierra, otros en un lugar del Cielo y otros prefieren no opinar puesto que sólo Dios lo conoce. Una piedra tarda años en llegar hasta el fondo. Evidentemente se trata de metáforas para hacer más gráfico un estado de sufrimiento espiritual. En este sentido hay pocas referencias a lo que los católicos definen como "pena de sentido", o sea, no poder contemplar a Dios, máxima aspiración del alma.
Los sufíes, místicos musulmanes, sí lo hacen cuando afirman que la más grande tortura, incluso en vida, es simplemente no aceptar a Dios íntimamente y abandonarse a él. Así, "la pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado.
Los infiernos de Extremo Oriente.
Para los hinduistas existen ventiún infiernos. En el Bhagavad Guita se establece que los hombres de naturaleza demoníaca serán aniquilados allí. Este tipo de creencias pasaron directamente al budismo, donde fueron reelaboradas.
En el budismo el equivalente al infierno occidental, con diferencias, es el el reino de los Narakas, relacionado con el Di Yu de los chinos.
La principal distinción está en que no existe un juicio y un castigo. Tampoco la estancia es eterna, aunque puede prolongarse mucho tiempo. Renacer en un Naraka depende del karma y su estado evolutivo. Los aspectos negativos tienen que ser purificados en el mundo superior mediante distintas reencarnaciones. En estados concretos puede sentirse gran angustia, soledad y terror. El reino estaría situado en una compleja red de cavernas subterráneas. Existen ocho Narakas helados y otros tantos ardientes.
En el Di Yu chino el rey de este infierno es Yama, y está conformado por una inmensa maraña de mazmorras donde las almas purgan sus culpas terrenales. Pero no sólo es un lugar de castigo, sino también de renovación para poder avanzar y pasar a la siguiente reencarnación. Sería más parecido al concepto de purgatorio cristiano que al clásico que contempla lo infernal como eterno e inexorable.
Según partamos del budismo o del taoísmo, tiene distintos niveles, regidos por los llamados Reyes de Yama, cada uno de los cuales se ocupa de temas concretos, como el asesinato, el adulterio o la avaricia.
En general se considera que una vez expiada la culpa y purificada el alma mediante el arrepentimiento, Meng Poim la "Señora del Olvido" de la mitología china, proporciona la llamada "Bebida del Olvido" y se produce una nueva reencarnación en el mundo con el nuevo espíritu dispuesto a enfrentarse a su karma.
Topónimos referidos al infierno.
Es frecuente encontrarse con denominaciones que hablan de "bocas" o "puertas de los infiernos", ya sea por su espectacularidad o por alguna leyenda que pretende explicar su particular geología. Por ejemplo, cerca de Benidorm, en la costa alicantina, hay una "Patada del Diablo", en el Puig Campana, una impresionante montaña con un corte perfecto, que parece hecho adrede. Pero también los hay formados por agua -señalemos que el lugar mas terrorífico señalado en La Divina Comedia, en un lago de hielo-. En la sierra madrileña, en la carretera que va de Navacerrada a Segovia, por ejemplo, hay uno formado por una serie de peñas por las que salta violentamente el agua del riachuelo que baja hacia Segovia. Otro, por ejemplo está en Portugal, junto al mar, en la carretera de Cascais-Malveira.
Lugares siniestros, que aunque no hayan sido considerados puertas por la mitología popular, son todos aquellos "puentes del diablo", que están distribuidos por la geografía del mundo. Uno por ejemplo en Jaraba, Zaragoza, aunque nadie sabe bien por qué se le llama así.
También a muchos volcanes centroamericanos se les considera puertas a los mundos inferiores, quizá donde moran dioses siniestros de los que ni sabemos el nombre.
Fuente: Revista Enigmas nº 178
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